LA “MALA EDUCACIÓN”
Soy maestra de primaria. Muchas madres se lamentan en las
tutorías de sus irresponsables, desobedientes e
irrespetuosos hij@s y manifiestan
su desesperación e impotencia.
¿Tienen los padres y
madres alguna responsabilidad en ello?, ¿han tenido mala suerte con los hijos
que les ha tocado o , por el contrario, tienen
una parte importante de responsabilidad
en cómo son estos niñ@s?... ¿Cómo
reaccionaron la primera vez que el niño o niña les dio una mala contestación,
no cumplió con sus obligaciones domésticas asignadas (si es que tenía alguna,
claro) o no hicieron sus deberes del colegio?
Educar no es una tarea fácil. Los padres y madres nos
encontramos diariamente ante situaciones
que exigen una respuesta inmediata y efectiva. La educación de un niñ@ no se
puede posponer para dentro de una hora,
de varios días o de algunos años. Hay que saber responder de inmediato.
Hay que educar desde el principio, y, desde el principio se tienen que tener
algunas ideas claras sobre qué tipo de ser humano se quiere formar.
Si no hay un objetivo, un ideal o una meta, si no sabes hacia donde caminas, es fácil que
te pierdas, que te confundas, que entres en contradicciones y que acabes
haciéndolo mal, pero que muy mal. Los
niñ@s necesitan padres que les quieran y
les protejan, pero también necesitan padres que les eduquen bien, que sean
consecuentes y que les enseñen valores positivos y universales
como la responsabilidad o el respeto al prójimo, ¿o acaso alguien puede cuestionar que la
responsabilidad o el respeto son valores positivos y útiles para el ser humano?
Educar exige mucho tiempo, dedicación y esfuerzo. La mayoría
de los padres y madres que “maleducan” o simplemente “no educan”, lo hacen por
cansancio y dejadez. Vivimos aquejados
de un stress crónico y cargados de obligaciones que nos agotan. Cuando
recogemos a los niñ@s del colegio
después de nuestra particular jornada de trabajo, estamos cansados y saturados.
Es más fácil, rápido y cómodo dejar que
se salgan con la suya, no realicen sus obligaciones o hacérselas tu
mismo, que enseñarles a hacerlo. Es más
fácil y cómodo” dejar pasar” y “mirar hacia otro lado” que
intervenir. Pero en el fondo todos
sabemos que eso acabará creándonos un problema futuro y que esa actitud
paternalista es el inicio y la semilla
de una “mala educación”.